Maratón 2019

Este maratón ha sido el que más me ha costado trabajo,  además de que no entrené como dios manda, estaba en unas semanas  de crisis emocional #tengo35años, y  no veía claridad por ningún lado. Pero me armé de valor o de irresponsabilidad y dije, sea como sea lo acabo porque lo acabo…

Empezaba el kilómetro uno y yo iba motivada con dos amigos a paso a gusto, música inspiradora, público perfecto, clima ideal, poquita gente para correr a mis anchas… llegando al kilómetro 6 ( sí, leyó bien no 26 o 36… SEIS)  y yo estaba que me moría, no saben el cansancio quería regresar a mi camita. Sólo pensaba: terminando esto me voy a hacer pruebas de sangre porque esto NO ES NORMAL, llevo 6km, SEIS.

Total que dije, no me voy a detener ,dije que lo terminaba y así sea arrastrándome pecho tierra lo acabo. (aunque moría por estar del lado de las porras, paradita compartiendo gajos de naranja y gritando al desconocido), así que seguí.

Sin ninguna expectativa de tiempo, sólo pensando en no detenerme, en disfrutar cada paso a mi paso, disfrutar la ruta ( si se le puede llamar disfrutar) pensando que fuera como fuera lo terminaría, pero escuchando a  mi cuerpo porque hoy, hoy no tenía ganas de morir. (El drama: ¡lotería!)

A veces pareciera que la vida se detiene, que hay algo que no te deja avanzar al paso que quieres, que tienes que bajar la velocidad, casi quedarte en pausa, andar más despacio y tener paciencia, callarte, dejar de pensar y de analizar  porque no le ves pies ni cabeza ni otra manera que no sea seguir por el mismo caminito. A veces pareciera que cuando esto sucede no hay justificación, no sabes qué hacer para evitarlo, saltarlo, solucionarlo o hacerlo avanzar… así me sentía en la vida: FRENADA en PAUSA… y mientras corría, la vida me enseñaba eso: que a veces sólo hay que seguir caminando, a paso tranquilo, escuchándote, disfrutando cada paso, sin esperar nada, dejar de pensar está bien, dejar de empujar está bien, soltarse a la inercia está bien, respirar y callar todo. Dejar de ver quién va adelante o va atrás o cuánto has caminado, o te falta por caminar, sólo mantener el paso, porque vas a llegar… como trapo pero llegarás. A lo mejor no al tiempo que quieres, o de la manera que quieres, porque a lo mejor este es el paso que te toca en este momento, este es el momento que te toca para aprender esta lección para escuchar…te.  ¿Quién dijo que vivir es sólo avanzar?  esperar es parte de avanzar, callar es parte de hablar, parar de caminar, llorar es parte de reír. Nunca dejas de vivir aún estando en pausa, y aún las pausas significan cambios de tiempo, de pensamientos, de ritmos, de lugar. La vida es eso que sucede mientras vives, empujando, resistiendo o soltando.

Así corrí el maratón, disfrutando la pausa de la velocidad, la pausa o espera en mi vida… que aunque sin tiéndome en “pausa” y sin poder avanzar como yo quería, corrí 42km, llegué a la meta y además hice mejor tiempo de lo que esperaba… sin pensarlo, así calladita, sin analizar velocidad, paso, sufrimiento, etc.

La vida da lecciones de las más raras maneras y esta vez me tocó aprender a ser paciente, a disfrutar las pausas, el sentirte detenido, en caos o perdido. Aprender que en la vida se corre o se camina, se avanza o se espera…

Todo se mueve, todo cambia y todo el tiempo está dando un giro a tu favor. Hay tiempos para callar, esperar, observar y dejar de hacer o planear. Hay tiempo para dejar que las aguas se asienten para ver con claridad, que el ruido termine para escuchar nuevas ideas, que el viento deje de soplar para acomodarte el cabello, que los pasos sean más lentos para elegir bien los caminos y llegar vivo a los 42km.