Dia 5 del 2 Coleccionar.

Guardar en una cajita pretextos para vivir; los deliciosos ratitos frente a frente con el sol, las mil caras de azul del cielo, los juegos interminables de las nubes, los atardeceres bajo la paleta infinita de la despedida del día, los secretos que le cuentan las estrellas a la Luna…

Ahora también coleccionar canciones, esas que tocan las hojas de los árboles con el viento, las del canto desordenado de los pájaros por las mañanas y el silencio de las noches esperando las letras en mi cama.

Quedarte con las pinturas que pintan los rayos del sol cuando atraviesan las copas de los árboles y juegan a brillar entre todas sus hojas. Tomar millones de fotos a todas las formas de hoja que se cruzan en mi camino, y crear páginas interminables de figuras irrepetibles y sorprendentemente perfectas.

Coleccionar los nombres de las plantas, para visitarlas, platicar y cantar. Aprender a sentirlas todos los días y hacerles la vida deliciosa; con agua, tierra nueva y cambios de sol. No olvidarse del pasto, esos soldaditos verdes de marcha inmóvil, y buscar cualquier pretexto para sentirlos bajo nuestros pies. Atesorar esta sensación de divagar la vida junto a ellos, para recordarla en cada tanto de ser un buen pretexto para vivir.

El jardín se ha vuelto mi lugar favorito, ahora he mirado como nunca el cielo, he disfrutado el sol sin medida, he acompañado mis momentos tristes con árboles, plantas y semillas, he leído miles de letras sobre el pasto y bajo el viento. Me he encontrado muchas veces rendida medio de este verde intenso que me obliga a respirar de nuevo, me vuelve tan pequeña que me abraza, me vuelve tan inmensamente grande que me empuja; me recuerdo que soy como un pájaro, una hoja o una flor, que soy como el mar, como una montaña o una galaxia, que soy un engranaje en el círculo de la vida, una estrella fugaz en el tiempo…Porque la vida pasa, las hojas se secan, las flores se marchitan, la noche llega y las estrellas fugaces pasan y se apagan, y así el ciclo continúa