Día 24 del 5 Salida de Emergencia

Y sentimos que la oscuridad ya lleva mucho tiempo,
que el agua sube demasiado rápido de nivel,
que la incomodidad se vuelve cada vez intensa,
que algo aprieta y nos empieza a quitar la respiración.

Sentimos que las manos se nos resbalan,
que los pies ya no los podemos levantar,
que ya nada quita la sed,
que no hay colores que se puedan encender…

Sentimos esas ganas de salir corriendo,
De volvernos grito,
De soltarlo todo y dejarnos caer
Buscamos UNA SALIDA DE EMERGENCIA,
una puerta que nos saque,
no sabemos a donde pero que nos quite de ahí…

Pero, ¿A dónde nos lleva una salida de emergencia?

Las salidas de emergencia salen a la parte abandonada de los edificios, a las calles donde tiran la basura, a pasillos interminables, a escaleras de emergencia las más feas y peligrosas.

¿Ahí queremos regresar, a un espacio desconocido, lejano y abandonado?

No, no necesitamos una SALIDA DE EMERGENCIA, necesitamos una ENTRADA DE EMERGENCIA hacia nosotros mismos.

Volver a esa entrada y caminar por nuestros pasillos, subir por nuestras escaleras, y abrazar esa sensación de hogar que nos encanta abrazar; para reconocernos, para vernos, para suspirar, para saber que hemos pasado por esos desiertos, por esas tormentas y siempre salimos a flote de alguna manera. Regresar a mirar con otros ojos, a sentir con otras historias, a contarnos lo mismo pero de manera diferente y a dejar que la vida se viva, se viva adentro sabiendo que lloraremos, caeremos, nos equivocaremos, nos lastimaremos pero seguiremos en la vida, siendo abrazados por ella misma.

Entonces regresar a la vida a gozarla sea como sea, venga como venga, porque de la vida uno no la termina sobreviviendo pero puede decidir no vivir sobreviviendola.