Sin etiquetas

Humano, mujer, soltera, músico, creativo, flexible, exigente, estricta, amable, amigable, rebelde, ñoña, blanca, chaparra, mexicana, chistosa, dispersa, desordenada, cambiante, penosa, extrovertida, deportista, aburrida, pseudo escritora…

 

¿Cuántas etiquetas nos hemos creado?

¿Cuántas etiquetas nos hemos creído? 

¿Cuántos muros hemos puesto para limitarnos?

En el mundo de las definiciones y las separaciones hemos creado todo tipo de términos para acomodarnos dentro de paredes que nos limiten, que nos hagan sentir que pertenecemos a un lado pero al otro no, que tenemos que estar en un valor absoluto, que somos “algo” y no podemos movernos de ahí porque no somos o no podemos ser otra cosa y que dos valores contrarios jamás pueden cohabitar un mismo lugar.

¿Cuántas veces el sentirnos incómodos o fuera de lugar es porque nos hemos creído un sólo concepto de nosotros y aunque nos vemos cambiando o queremos cambiar, estos muros nos sobrepasan y lo peor, no podemos derribarlos?

Feminista, machista, católico, budista, de izquierda, de derecha, extremista, demócrata, republicano,  asesino… entonces las etiquetas empiezan a tener más fuerza, a crear barreras más altas. No sólo hacia dentro si no hacia afuera. Resaltamos las diferencias irreconciliables, nos ponemos un SOMOS/SON INAMOVIBLE, etiquetas que nos hacen inflexibles y nos definen bajo una sola medida dejándonos totalmente ajenos los unos de los otros.

¿Cuántas etiquetas nos han ahorcado, roto el corazón, golpeado o anulado? ¿Cuántas etiquetas nos han dejado ciegos, sordos o sin palabras?

¿Cuántas etiquetas han caído sobre nosotros sin darnos derecho a defendernos?

Ninguna palabra soltada con un juicio de valor nos pertenece o nos define, no somos resultado de un concepto ni somos esclavos de ellas. No permitamos que las etiquetas nos dominen;  no dejes que te tiren las escaleras para ver más lejos, que te rebanen las alas para ir a otro lugar, que te quiten los caminos para verte de otra manera, o te roben la espátula para pintarte de muchos colores sin importar cuál sean las palabras o el resultado final. Permítete no ser nada absoluto, ser sólo lo que eres hoy, lo que hoy te hace feliz, coincide contigo y te hace sentir congruente. Permítete no definirte en un sólo concepto, permítete sentirte libre para mutar, y así,  aceptar a otros del mismo modo. Mézclate con todos los colores y deja tu tierra sin barreras. Libérate de las palabras que te quitan el poder de  la creatividad,  de la reinvención, de escuchar a tu antagónico, de poder cambiar de opinión, o probar otra dirección.

Veámonos con una total flexibilidad y como un abanico de posibilidades cambiantes, a nosotros y a los demás. Permítete explorarte en todas tus repisas y tonos, y explora al otro de la misma manera. Permítete verte sin juicio y sin ninguna idea totalitaria, y de la misma manera observa a quien está a tu alrededor.

Porque somos  un conglomerado de mezclas contradictorias, cambiantes e inconclusas que diariamente se descubren en otro punto en el universo / en su universo. Porque no somos un absoluto: libérate, libérame y liberémonos de todos los conceptos que nos han borrado un sin fin de opciones y han anulado la indefinible riqueza interna de posibilidades que tu y yo tenemos para expresarnos en el universo.

Regalémonos la flexibilidad de nuestras definiciones y regalémosle al otro un pasillo con un sinfín de puertas abiertas. Y entonces, en esa flexibilidad infinita tendremos mucho más puntos para coincidir que para separarnos, encontraremos más palabras para definirnos iguales y más caminos para crearnos libres.