A veces el amor llega como una lluvia en plena primavera, sin tapar el sol, sin empapar el pasto. A veces las nubes ni si quiera tienen pista de ser de lluvia, no hay viento… pero ella llega, suave y llueve sin molestar, para que sientas las gotitas en tu cara y haga un poco de magia sólo porque así se le ocurrió. Así a veces llega el amor, y en esas veces corremos para cubrirno, sacamos el paragüas, nos escondemos porque “no se supone que debe de ser así” porque “esas bonitas sorpresas no son de esta época” o no “son para mi”.
A veces el amor llega de sorpresa, bonito, como no lo esperábamos e imaginábamos y a veces se nos olvida lo bien que nos hace, lo delicioso que es cuando existe en el tiempo que sea y de la manera que sea.
A veces se nos olvida que el amor puede ser bonito, suave y mágico, y que merecemos esas lluvias en primavera, ese amor bonito que nos sorprenda.