En el mundo de las definiciones y las separaciones hemos creado todo tipo de términos para acomodarnos dentro de paredes que nos limiten, que nos hagan sentir que pertenecemos a un lado pero al otro no, que tenemos que estar en un valor absoluto, que somos “algo” y no podemos movernos de ahí porque no somos o no podemos ser otra cosa y que dos valores contrarios jamás pueden cohabitar un mismo lugar.
¿Cuántas veces el sentirnos incómodos o fuera de lugar es porque nos hemos creído un sólo concepto de nosotros y aunque nos vemos cambiando o queremos cambiar, estos muros nos sobrepasan y lo peor, no podemos derribarlos?
Feminista, machista, católico, budista, de izquierda, de derecha, extremista, demócrata, republicano, asesino… entonces las etiquetas empiezan a tener más fuerza, a crear barreras más altas. No sólo hacia dentro si no hacia afuera. Resaltamos las diferencias irreconciliables, nos ponemos un SOMOS/SON INAMOVIBLE, etiquetas que nos hacen inflexibles y nos definen bajo una sola medida dejándonos totalmente ajenos los unos de los otros.
¿Cuántas etiquetas nos han ahorcado, roto el corazón, golpeado o anulado? ¿Cuántas etiquetas nos han dejado ciegos, sordos o sin palabras?
¿Cuántas etiquetas han caído sobre nosotros sin darnos derecho a defendernos?
Ninguna palabra soltada con un juicio de valor nos pertenece o nos define, no somos resultado de un concepto ni somos esclavos de ellas. No permitamos que las etiquetas nos dominen; no dejes que te tiren las escaleras para ver más lejos, que te rebanen las alas para ir a otro lugar, que te quiten los caminos para verte de otra manera, o te roben la espátula para pintarte de muchos colores sin importar cuál sean las palabras o el resultado final. Permítete no ser nada absoluto, ser sólo lo que eres hoy, lo que hoy te hace feliz, coincide contigo y te hace sentir congruente. Permítete no definirte en un sólo concepto, permítete sentirte libre para mutar, y así, aceptar a otros del mismo modo. Mézclate con todos los colores y deja tu tierra sin barreras. Libérate de las palabras que te quitan el poder de la creatividad, de la reinvención, de escuchar a tu antagónico, de poder cambiar de opinión, o probar otra dirección.
Veámonos con una total flexibilidad y como un abanico de posibilidades cambiantes, a nosotros y a los demás. Permítete explorarte en todas tus repisas y tonos, y explora al otro de la misma manera. Permítete verte sin juicio y sin ninguna idea totalitaria, y de la misma manera observa a quien está a tu alrededor.
Porque somos un conglomerado de mezclas contradictorias, cambiantes e inconclusas que diariamente se descubren en otro punto en el universo / en su universo. Porque no somos un absoluto: libérate, libérame y liberémonos de todos los conceptos que nos han borrado un sin fin de opciones y han anulado la indefinible riqueza interna de posibilidades que tu y yo tenemos para expresarnos en el universo.
Regalémonos la flexibilidad de nuestras definiciones y regalémosle al otro un pasillo con un sinfín de puertas abiertas. Y entonces, en esa flexibilidad infinita tendremos mucho más puntos para coincidir que para separarnos, encontraremos más palabras para definirnos iguales y más caminos para crearnos libres.