La vida es como un río, el agua sigue corriendo y no para, a veces se calma, a veces encuentra piedras, a veces te empuja super suave a la orilla o te deja un tronco para descansar.
A veces te deja disfrutar el paisaje en algún lago, pero nunca te deja detenerte porque la inercia del agua y su fuerza te jala, te impulsa, te hipnotiza para que sigas el cauce del río y ver qué hay más allá, qué sigue.
Te obliga a dejar atrás lo que ya paso, y como puedas mientras fluyes vayas reponiéndote, rearmando, reinventando tu manera de dejarte ir, no hay manera de regresar jamás.