y entre más alto vuelas, más claro se ven los movimientos del juego, y entonces entiendes que cada pieza perdida o movimiento que creías que había sido un error, fue el movimiento perfecto para que el baile del tablero llevara el ritmo correcto…
y agradeces las puertas cerradas, las ventanas que no encontraste, los caminos que eran imposibles de caminar y los obstáculos que te negaron la entrada o retrasaron tu llegada…