Está padre que me quieras a ratitos, de repente, como en línea punteada, Así me dan ganas de hacer más ratitos pegaditos, juntar los de repentes y pintar más líneas para que se unan los puntos…
Pero si lo haces de continuo, sin espacios, entonces podremos expandir el tiempo, hacer el continuo un verbo y pintar lienzos completos… si quieres
Cada vez me pongo más arrugadita y me gusta, mis patas de gallo se ven cada vez más y me gustan, cada vez me me gusta más que me importe menos lo que digan y me gusta, cada vez me siento contenta más seguido por cosas absurdas y me gusta, cada vez tengo menos pena para compartir y me gusta, cada vez me río más sola y me gusta, cada vez me vuelvo más chillona y sensible y me gusta…
Que cuando hablemos de que la vida nos ha enseñado cosas, sea para estar más desarmados, más arrugados, más simples, más fáciles, más abiertos, más entregados, más ridículos, más atrevidos, más arriesgados y más vivos.
Esas ganas o afán de “tener” lo que nos gusta, de que “esté en nuestro poder o en nuestra propiedad”… ese mal de no disfrutar y sentir que es suficiente el que algo exista, que sea sólo por un instante parte de nuestra vida o que se quede a algunos metros de nuestras manos.
Ese afán de arrancar una flor para que sea nuestra, de tomar una foto para que se quede con nosotros, de perseguir a alguien para que sea nuestro, de quedarnos con una piedra para tener la montaña…
que sea suficiente que existas, que seas, que vivas, que eso me llene que eso me haga feliz, porque te hace feliz.. porque te deja ser en todas tus ganas de estar… que me sienta completa de no tenerte, que me complemente tu existencia en todas las maneras en las que tu quieras.
Yo estoy aquí,
admirándote desde lejos,
viendo como navegas entre mares y cielos.
Yo estoy aquí,
contándome mil historias,
donde en algunas somos y en otras eres…
Yo estoy aquí,
disfrutando tu existencia,
leyendo tus ojos, abrazando tu voz
Yo estoy aquí,
sonriendo… sonriéndote,
porque existes así.. bonito
lejitos…
de
mi… pero existes.
Yo estoy aquí, llenándome de tu universo, para que cuando te vayas me quede un poquito de ti
Cuando corro un maratón es mi pretexto favorito para festejar la vida con miles de locos desconocidos que como yo, les late el corazón fuerte en cada paso. Festejo que existamos, porque somos el más grande milagro hecho de miles de sincronías/coincidencias perfectas que suceden para que seamos en ese instante, en ese tiempo, en este cuerpo para correr 42km. Millones de coincidencias para que todo engrane; tus ganas, tu cuerpo, tu mente, tu espíritu, tu fuerza y conspiren para poder estar ahí. Festejo la magia de mi cuerpo que es infinito, poderoso y estúpidamente perfecto, que me deja correr sin parar; festejo este universo que ha hecho todo perfecto para que pueda salir, respirar, sudar y divertirme; festejo mi historia y todos los caminos que me esperan. Festejo las coincidencias de todos los demás que corren conmigo en esta vida, que nos echan porras, que sacan el cartel, que nos enseñan, que salen a vernos pasar y que en este gran viaje, cerca o lejos, son parte de mi existencia en una carrera o en todas las vueltas al sol. Festejo la vida, porque es un rayo, es una chispa, que nos permite abrazarla, amarla, odiarla, sacarle la lengua y derretirnos por ella una y otra vez. Festejo ser humano y poder dar miles de pasos junto a todas las vidas que coinciden con la mía. Gracias por hacer este maratón una perfecta sincronía, porque todos lo hicimos perfecto.
Atte. La cursi dela vida siempre y porrista oficial.