Servir para existir, existir para servir.
Nos “dicen” y nos “decimos” mucho sobre el propósito de nuestras vidas, la meta, el fin final… de manera intelectual o espiritual nos cuestionamos este supuesto GRAN y COMPLEJO tema. A veces nos enredamos en telarañas demasiado complejas nos desmotivamos y motivamos sobre nuestra existencia. Si somos especiales, si no, si hay un destino o no, si tenemos un camino o no, si nuestros dones, si… si… si…
Lo que he descubierto estos días, por esa necesidad de encontrar dentro significado y valor para mantenerme motivada y conectada con la vida y con todo el universo (aún estando detrás de una ventana viendo como los días me visitan). Me ha resultado impresionantemente magnífico, el encontrar piezas perdidas en lo cotidiano, el pensar que todo lo que hago es en servicio para la humanidad. No, no estoy vendiendo, ni consiguiendo dinero esto sirviendo a otros.
No es trabajo y no existo por existir, mi conjunto de vibraciones compactadas en un cuerpo sienten su plenitud cuando se entienden parte esencial del sistema porque le SIRVE a los demás. ¿Cosa rara? No creo.
¿Cuántas veces disfrutas y motivas en tu trabajo porque estas DANDO algo de valor a tus clientes? sea un producto, un servicio, una idea o un aprendizaje. Lo mismo sucede en el mundo “sin paga bancaria” Nuestra existencia se justifica y llena de valor, al sabernos útiles para la misma existencia.
Hoy en lugar de sentir que trabajo, decidí sentir que sirvo y ayudo a que el universo, la humanidad, mis clientes, mis amigos, mi familia, mi perro y mi jardín se sostengan en equilibrio, y eso, eso me hizo cambiar la perspectiva, me motivó y me hizo sentir valiosa y necesaria.
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